El sueño de una tarde de otoño

CUANDO LOS SUEÑOS SÓLO DURAN UN MOMENTO

El Náufrago va a hacer una confesión que hasta ahora nunca había hecho. En estos días en que tanto se hablaba de los dichosos Juegos, deseó que no tocara a Madrid tener que organizar ese evento, que junto a ventajas, pueden tener también muchos inconvenientes que no es el momento de poner en la balanza. Esta tarde, mientras se dedicaba a otros quehaceres, su hija vino a anunciarle que tras la primera votación habían quedado seleccionadas Madrid y Río de Janeiro. Se contagió entonces de la emoción patria y deseó por un momento, con todos aquellos que se entusiasmaban, que le tocara la ‘suerte’ a Madrid.

Al oír el resultado, no sintió tampoco una gran decepción, porque todos los augurios anunciaban que Río, y él no se ‘ríe de Janeiro’ (perdonen, la simpleza y espero que Belén Esteba no lo tenga en cuenta), iba a comerse la tarta. Les deseo de verdad, buen provecho, si eso les sirve para mejorar y dar a conocer esa zona del mundo bastante desconocida de los 'grandes'.

A pesar de todo esto, y ahora que está todo decidido, ahí va la confesión. Por primera vez, desde hace bastante tiempo, he sentido cierta simpatía por nuestro Presidente. Quizá el ver su imagen siempre haciendo ‘profecías’, pronunciando palabras vaporosas, con una sonrisa prefabricada, siempre echando en cara a los del otro bando las causas de su incompetencia y buen rollito, hacía que no viera a la persona, sino al político cuya gestión política no me agrada. Hoy, viendo en amigable compaña a los ‘unos’ y a los ‘otros’, compartiendo mesa, nerviosismo y decepciones, vi por vez primera que los que parece que no se pueden ver, excepcionalmente, reman en la misma dirección: sea bueno o regular lo que esos Juegos pudieran significar para el país en general.

Duró dos días la farsa. Tardaremos en ver esta unidad, aunque aparente, de nuevo. Por un momento pensé, mejor, soñé, cómo cambaría el estado general de este pueblo si por azar, todos trabajáramos teniendo en cuenta lo mejor para esta tierra, en lugar de atrincherarnos cada uno de un lado, para ver cómo tratamos de destruir al de enfrente.

La ingenuidad puede llevar a estos extremos. Pero conociendo el percal, terminada la función, mañana mismo, volveremos a la guerra de trincheras. Los sueños suelen durar muy poco.

Un ingenuo.

Comentarios

Sylvia Otero ha dicho que…
Que bien escribe usted Sr. Ingenuo!

Besos,

Una sudamericana contenta!
Julio ha dicho que…
Agradezco la observación. Trato de expresar lo que siento de la mejor manera que sé. No siempre lo consigo. Hay veces, que con la precipitación, no queda tan claro.

De todas formas, leyendo a los escritores de verdad, don Ingenuo siente envidia. No obstante, seguirá intentándolo.Escribir es una manera de vivir.

Tratar de expresarlo lo mejor posible,una cortesía que debemos tener para con los posibles lectores

Provechoso fin de semana.
Julio ha dicho que…
¡Ah! Y felicitaciones sinceras, si la concesión de esos famosos Juegos, sirve para que esos países de la 'otra América' puedan darse a conocer mejor al mundo.

Entradas populares