De la tele y otros cuentos

GONZALO CALCEDO

Leía esta mañana en un periódico local, un artículo titulado “Bufonadas”. El ‘Bufón’ del que se hablaba era Il Cavalieri, Don Silvio, a propósito de la ‘dictadura digital’ a la que tiene sometida a su país, que traga sapos y culebras. Como tantos otros, se preguntaba ‘¿Toda Italia piensa así o, por dejadez y resignación, se tolera a semejante patrón?’ No tengo respuesta

Pero dejemos de lado por un momento a don Berlusconi, y volvamos al inicio de su escrito. La causa de esa pregunta, se la hacía ante un hecho concreto: su extensa mano mediática, en España: “Al final es difícil saber si la sociedad es como la retrata Telecinco, por citar un canal ligado a la realidad más ramplona, o si es esta cadena la que modela al personal con su chabacana programación. Este dilema acerca del huevo o la gallina de la ordinariez vino importado de Italia.”

La conclusión sobre ese mundo que nos sirven en pantalla, a la caza desbocada de lo que llaman ‘share’, el reparto del botín, está claro: “Las entrañas de su éxito encajan con ese otro botín que muchos ciudadanos empobrecidos sueñan, un romo mensaje basado en lujos horteras, mujeres opíparas, divisas a borbotones y patadas físicas y verbales a todo el que se oponga. La jocosidad como ariete. El espectáculo sardónico como arma arrojadiza. Se le perdona todo y ya nadie se pregunta por qué”

Eso, si contemplamos el área que ahora ha saltado a los medios, pero también en las esferas más bajas, en la gente agobiada por sus problemas, en los jóvenes, en las amas de casa, en los que no tienen trabajo, también cala ese mundo hortera, de logros fáciles, de chismes, de cama y cartón piedra, de facilidad y nadería… También, se inoculan esos mensajes y también incuba la gallina los huevos de oro y de sablazos.

El otro descubrimiento lo hizo el Náufrago al tratar de investigar qué o quién había detrás de un nombre del que no conocía nada, a pesar de haberle leído más de una vez. Su nombre: Gonzalo Calcedo (1961) palentino, afincado en Cantabria, autor de relatos breves y cuentos, galardonado varias veces. Pero quizá, eso no indique nada, es tan sólo anécdota. Lo importante es cómo se siente en su condición de cuentista. Y eso de por sí, es significativo. Al menos para el Náufrago, que no es nada exigente en los títulos: “La fragilidad que domina a los cuentistas en el mundo editorial: habitas un suburbio y si insistes en ello, te conviertes en un paria pese a que es evidente de que casi todos empezamos escribiendo cuentos; para algunos se trata de un escalón, lo suben y piensan en el siguiente, la novela. Para mí se trata de una meseta, un territorio vasto y ejemplar, digno de ser recorrido.”

Eso es lo que se cuenta en este cuento.
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Fuente: Bufonadas. Gonzalo Calcedo

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